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Tenerife

Tenerife es la isla de mayor superficie de Canarias, en ella se encuentra la cima del Teide, que con sus 3.717 m. es la montaña más alta de España. La complejidad de sus accesos, lo abrupto de su paisaje, le permiten conservar dos hitos geográficos singularísimos, las cumbres de Anaga y las de Teno, dos paraísos perdidos del Terciario, que mantienen una vegetación autóctona y una configuación típica e irrepetible. La cresta que forman las dos vertientes, norte y sur, es una cadena montañosa que culmina según se va hacia las Cañadas del Teide y define la climatología insular.

Pese a ello, como en casi todas las islas, los microclimas la configuran en un continente miniado, preñado de personalidad, de una sugerente vegetación y trazado en complejos bancales, donde la tradición hizo que los habitantes "fabricaran" el territorio para "engañar" a las fuertes pendientes y cultivar los cereales, las legumbres, las papas, la caña, el tabaco, los viñedos, los ñames, las cebollas y las tomateras. Y cuando les sobraba un roquedal construían la casa, sencilla, sin monumentalidades, con piedra de toba o de basalto, con mínimos de madera y de tejas, como emergiendo de la fosa basal donde el volcán le preparó los materiales.

Y como no podía ser de otra manera, no es lo mismo el Norte que el Sur, aunque uno y otro se confundan al encontrarse en el Teide. Andando desde la costa, ladera arriba, uno lo hará reptando entre la tabaiba y el cardón, por las ásperas laderas, los pedregales sostenidos por líquenes centenarios, por una pendiente suave, que a su comienzo fue costa, formando playas de negras arenas. Otro lo hará remontando el fayal brezal, la laurisilva, el pinar y concluirá junto a la retama, la violeta del Teide y el tajinaste, todo desde una costa bravía, que recibe los fuertes impulsos oceánicos por su construcción Norte, acantilada y rotunda, capaz de soportar con paciencia el alisio, que la refresca y la riega, marcando unos frentes húmedos que hacen reverdecer a los acantilados y dan frondosidad a los bosques, que desaparecen nada más asomarse hacia el Sur.

El adelantado don Alonso Fernández de Lugo y sus huestes la someten a la Corona de Castilla el 25 de julio de 1496, siendo la mayor de las que configuran el archipiélago macaronésico de las Canarias.

Con una superficie de 2.036 Km2 y una población de hecho de 650.000 habitantes, nuestra isla abriga en su torso a treinta y un municipios.

Su variedad climática la hace atractiva y su desigual orografía un paraíso mágico, enigmático, orlado de misterio. Diversidad de endemismo floral y animal.

Emporios turísticos erguidos al norte y al sur de su geografía para ocio del foráneo y siempre presente la hospitalidad y el buen trato de sus gentes.

Es rica en acervo artístico, histórico, musical ..., en bagaje folclórico y gastronómico: conjuga lo autóctono con las aportaciones de otros confines. Tenerife es mezcla de cosmopolitismo y autenticidad.

Al nordeste insular, en la península de Anaga: bravía, abrupta, abierta; a los pies de su cordillera Dorsal, en la vertiente sur, se erige su capital.